lunes, 8 de mayo de 2017

Qué es la ansiedad por separación y cómo se soluciona 


Generalmente, los perros que sufren ansiedad por separación son animales muy vinculados a su dueño. No es extraño, por lo tanto, que sufran de ansiedad cuando se les deja solos. Las conductas que aparecen en este momento son diversas: masticación destructiva, ensuciamiento de la vivienda, ladrido incesante, excavación...

La ansiedad por separación puede ser, no solamente molesto y peligroso para el propietario (debido a las destrucciones producidas en la vivienda) sino también puede llegar a ser peligroso para el propio animal al ingerir sustancias tóxicas como la lejía, o al masticar objetos, tales como cables, etc... Es un problema a tomar en serio, ya que con frecuencia se destruyen objetos que son manipulados muy a menudo por el dueño (llevan su olor).

Asiduamente la ansiedad por separación coincide con un cambio brusco de horario del dueño.

No se debe pensar en ningún momento que el perro intenta "fastidiarnos" sino que está sufriendo verdaderamente al no poder estar con los dueños; es decir, es exactamente todo lo contrario a lo que comúnmente se interpreta: el perro no es lo suficientemente independiente, necesita de nuestra compañía y sufre tremendamente con nuestra ausencia.

La ansiedad y el nivel de excitación alcanzan su grado máximo durante un tiempo concreto, y este va desde unos cuantos minutos hasta una hora después de la partida del dueño.

Además de las conductas que hemos señalado, también pueden aparecer otras tales como hipersalivación, diarrea y automutilación.

Por lo general estas conductas indeseadas aparecen cuando el perro no tiene acceso al dueño y no en su presencia. Aún así también se pueden presentar estos problemas cuando el dueño está en casa y no atiende debidamente al animal.

Los signos externos de la ansiedad por separación que manifiesta el perro pueden ir desde la inquietud y gimoteo cuando el dueño se prepara para irse hasta verdaderas señales de depresión tumbándose taciturnamente en ciertos rincones de la casa.

El pronóstico será muy favorable si el problema es entendido correctamente por el propietario y si pone los medios adecuados.


Veamos los pasos que se deben seguir cuando aparece este problema en nuestro perro:

- Nuestro perro debe ser independiente. Debemos ejercitar con él desde muy temprana edad con simulacros, el ejercicio de "quieto" ante la presencia y ausencia del dueño. Cuando no se ha hecho esto desde el principio o cuando el propietario desconoce cómo, lo correcto es ayudarse de un profesional.

- El perro no deberá obtener atención por exigencia. Cuando el animal consigue atención (caricias, comida, paseos...) gimoteando, empujando con el hocico, dándonos con la pata, etc., es mucho más probable que se muestre ansioso cuando esté solo y no pueda conseguir atención. No se deberá prestar atención por exigencia del animal, sino siempre según criterio del propietario (siempre y cuanto desee).

- El ejercicio físico intenso tiene casi siempre un efecto muy positivo. Es más fácil que un perro agotado descanse y muestre menos conductas indeseadas, ya que sus niveles de ansiedad serán más bajos. Después del ejercicio se deberá dejar que el perro se tranquilice durante media hora antes de que el dueño abandone la casa.

- Es necesario estimular al perro correctamente. Si el animal tiene algo que hacer cuando está solo, estará también más entretenido y, por tanto, menos ansioso. Existen muchos juguetes alternativos para este tipo de problemas de comportamiento, por ejemplo el llamado "Kong". También se le pueden dejar trozos de comida sumamente apetecibles debajo de alguna escudilla o en juguetes diseñados para tal fin, de los cuales es difícil extraer el alimento.


- En alguna ocasión un segundo animal de compañía será muy beneficioso.

- El adiestramiento en obediencia es sumamente importante siendo como dijimos anteriormente el "quieto" y alejamiento del dueño el ejercicio fundamental.

- Existen otros ejercicios de obediencia que se tendrán que hacer por toda la casa: "sentado" y "quieto" y "tumbado" y "quieto" se deberán practicar frecuentemente dentro de la vivienda, exigiendo del perro que cada vez el tiempo de estancia solo y "quieto" sea más largo, pudiendo permanecer incluso durante una hora o más.

- Si durante la partida del dueño se encierra al perro en una determinada habitación será aquí donde se hagan más sesiones de la obediencia arriba indicada, y también donde sucedan las cosas más agradables para el perro, como la comida, sueño, juego...

- Es necesario que el perro desasocie la partida del dueño con ciertas señales, ya que estas señales visuales o acústicas empezarán a generar ansiedad al ser para el perro la ausencia del dueño inminente.



Se debe por lo tanto desensibilizar al perro ante estas señales. El procedimiento será el siguiente:


Cuando el dueño esté en casa, coger, por ejemplo, las llaves para dirigirse a cualquier punto de la casa, ponerlas encima de una mesa, estantería, sobre las piernas, etc. Esto se debe hacer con todos los objetos que signifiquen para el perro señales previas de la partida de su dueño. Hacer lo mismo con el abrigo, bolso, portafolios, zapatos, etc...

Se debe reproducir fidedignamente el escenario que ve el perro antes de la partida de su dueño sin que ésta se produzca.

También se desasociarán las señales de calma, es decir, la comida, el juego y el descanso no significarán necesariamente la presencia del dueño.

Se procederá a desensibilizar al perro frente a estas señales de la misma manera que en el caso anterior.

Encerrar al perro en una jaula para prevenir los destrozos, ponerle el bozal, o atarle, no harán más que agravar la situación, ya que la ansiedad se multiplicará. El castigo nunca fue un tratamiento eficaz en las terapias de comportamiento y mucho menos en el caso de la ansiedad por separación.

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